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Mientras en el Congreso se debate si se financiará el gran muro del presidente Trump en la frontera suroccidental, es posible que haya surgido un nuevo obstáculo. Ahora, ingenieros mexicanos piensan que la construcción de una masiva barrera en la frontera podría violar un tratado de 47 años sobre las aguas compartidas del Río Bravo. Si como se espera, México protesta, el destino de la pared podría terminar en un tribunal internacional.

México está observando con creciente alarma cómo el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos avanza en sus planes de extender drásticamente la barrera fronteriza que ya ha causado inundaciones catastróficas.

El Tratado de Límites de 1970 dispone los límites territoriales entre Estados Unidos y México, y establece reglas sobre las regiones de la ribera. El Tratado estipula que tanto los funcionarios estadounidenses como los funcionarios mexicanos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA, o International Boundary and Water Commission, IBWC en inglés) deben estar de acuerdo si un lado quiere construir cualquier estructura que afecte el flujo del Río Bravo o de sus aguas de inundación.

EE, UU. ya construyó casi 1127 kilómetros de una cerca de seguridad, y México se ha opuesto a ella constantemente, dice Antonio Rascón, ingeniero jefe del lado mexicano de la comisión.

"Nosotros no estamos de acuerdo con la construcción de un muro en la llanura aluvial que afecte el flujo transfronterizo de agua. En general, nos hemos quejado de la cerca desde 1992. Estamos hablando de 25 años. Esto es cuando instalaron la primera cerca en San Diego, y sigue avanzando y avanzando.

En sus 128 años de existencia, la CILA, cuyas secciones se encuentran en Juárez, México y El Paso, Texas, ha tratado de resolver tranquilamente las diferencias, con profesionalismo y diplomacia. Pero el atrevido plan del muro de Trump está causando tensión en esa colaboración transfronteriza.

México protestó por la construcción anterior de la cerca, EE. UU. hizo algunas modificaciones en el diseño, y el proyecto continuó a pesar de las objeciones de México.

El Departamento de Seguridad Nacional aún no revela el aspecto del muro nuevo, ni su ubicación, pero algunos de los planos iniciales, como una altura de 9 metros y su construcción de concreto sólido, han impulsado a la sección mexicana de la comisión internacional de las aguas del río a hablar, por primera vez, con la Radio Nacional Pública (NPR).

Rascón dice que México no tolerará una violación del tratado.

"Una pared de concreto que bloquee el movimiento transfronterizo del agua es una obstrucción total. Una pared sólida será algo mucho más grave. Si planean este tipo de proyecto, nos opondremos", dice.

Las personas familiarizadas con la hidráulica del río dicen que hay otra manera de entender una pared construida en una llanura aluvial, actúa como una presa. Durante lluvias torrenciales, estas obstrucciones desvían el agua y empeoran las inundaciones.

"Puede ocurrir, y probablemente ocurrirá, si en efecto se crea una serie de pequeñas presas a lo largo de un lado del río", dice Stephen Mumme. Mumme es un profesor de ciencias políticas en la Universidad del Estado de Colorado que ha estudiado la diplomacia entre EE. UU. y México relacionada con el agua. Él dice que las inquietudes sobre las inundaciones en la frontera están bien fundamentadas.

"Tenemos antecedentes", dice, "Sabemos que ocurren".

En los últimos nueve años, durante la temporada de lluvias del verano, la cerca de acero de la frontera de Arizona se ha tapado con residuos. Las aguas de la inundación dañaron el Monumento Nacional Organ Pipe Cactus, y atravesaron el control fronterizo de Lukeville, Arizona.

En las ciudades gemelas de Nogales, en eventos separados, las embravecidas aguas de inundación mataron a dos personas, arrastraron autos, ocasionaron el colapso de una sección de la barda, y causaron daños con un costo de millones de dólares.

"Simplemente amuralló el agua, reteniéndola como una presa", dice Mumme.

Se esperan inundaciones aún peores si se construye el muro en Texas en la llanura aluvial de Rio Grande Valley.

Desde hace mucho tiempo el Departamento de Seguridad Nacional ha querido instalar una cerca a lo largo del río en Starr County, Texas, un punto de cruce preferido por los contrabandistas de drogas y de personas.

"Sé por experiencia, que es un lugar en donde pensamos que tendría sentido construir una barrera", dijo Ron Vitiello, jefe de la Patrulla Fronteriza, en un discurso reciente en San Antonio. De hecho, él era jefe de estación de la Patrulla Fronteriza en Rio Grande City cuando se consideró el primer proyecto de la cerca.

Hubo dos obstáculos que impidieron la conclusión de la cerca fronteriza en Starr County: el financiamiento del Congreso se agotó, y la CILA mexicana se resistió a la construcción de una cerca en la llanura aluvial.

En la actualidad, Starr County es uno de los primeros lugares de la frontera de 3145 kilómetros en donde se espera que se reanude el muro de Trump. Todo está listo: el gobierno ha estado confiscando tierras a lo largo del río por causa de utilidad pública, y ya se prepararon los planos del lugar en el que se van a construir aproximadamente 16 kilómetros de cerca.

Vitiello insiste que EE. UU. no impondrá su autoridad a sus vecinos mexicanos. "Si procedemos dentro de la llanura aluvial, cumpliremos con nuestra responsabilidad bajo el tratado", indica.

La gente del lugar no está convencida con las promesas del gobierno. Rio Grande City, la capital de Starr County, es uno de los tres sitios planeados para el muro fronterizo. Dos oficiales municipales vinieron a las riberas a mostrar a un reportero la poca distancia a la que la cerca anteriormente planeada se construiría junto al agua lenta del color de las espinacas.

Lo que temen es una pared que evitaría que la ciudad drenara adecuadamente si llega un huracán del Golfo de México, que está a una distancia de menos de 160 kilómetros.

"El sistema de drenaje obviamente sería afectado debido al arrastre de residuos del agua que regresa a las riberas", dice el director de planificación Gilbert Millan.

Alberto Perez, el administrador municipal comenta, "O podría terminar derribando el muro, porque el agua debe de salir de alguna manera. Y no hay adónde vaya el agua cuando tenemos esas inundaciones."

En cierto momento, la sección de la IBWC de EE. UU. se puso del lado de los preocupados funcionarios municipales. De hecho, en 2007, cuando se propuso por primera vez la barda fronteriza de Starr County, los ingenieros fluviales de EE. UU.se unieron a sus colegas mexicanos oponiéndose vigorosamente a ella.

Luego, los funcionarios de la IBWC de EE. UU. dieron un giro de 180 grados.

"Y a principios de 2012, la sección de la IBWC de EE. UU. dijo que se encontraba respetuosamente en desacuerdo con sus colegas mexicanos y aprobó la erección del muro", dice Scott Nicol, copresidente de Rio Grande Valley Sierra Club. Nicol obtuvo, a través de solicitudes de registros públicos, miles de documentos federales que compartió con NPR. Lo que muestran es que la IBWC cambió su posición después de que se les presentó un plano nuevo del muro de Starr County encargado por el Departamento de Seguridad Nacional.

En un mensaje electrónico a NPR, el comisionado estadounidense Edward Drusina escribe, "Después de una minuciosa consideración del avanzado modelo hidráulico... concluyo que no hay una razón significativa para objetar que Seguridad Nacional proceda con la construcción de la cerca fronteriza."

Otros, incluido el jefe de ingenieros fluviales de México, Antonio Rascón, aún no están convencidos.

"Hemos visto mucha presión de Seguridad Nacional para que avance este proyecto. Pero la clase de muro que están planeando tendría efectos drásticos en el flujo transfronterizo del agua," dice Rascón.

El experto en diplomacia respecto al agua, Stephen Mumme, prevé que se acerca un momento decisivo. "Esto debe avanzar de manera binacional y cooperativa, y no está sucediendo."

"Que México defienda su derecho en virtud del Tratado de Límites de 1970 es más probable que nunca, debido a la intensificación del nacionalismo y a la indignación sobre el proyecto de cercas y muros de Estados Unidos", dice Mumme.

La oficina mexicana de CILA primero presentaría una reclamación a la sección homóloga del otro lado del río en El Paso. Si no se resuelve, la disputa va al Departamento de Estado y a su equivalente mexicano, y finalmente, a arbitraje ante un tribunal internacional.

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